Hace ya un año, un perro clandestino se acercó a mi camino... perdido en el corazón de esta callejera ciudad me roza para que le dé un poco de pan. Fue así como lo compré, con un pedazo de comida, con un poco de caricias, fue así como abandonó su camino de colores, su vida sin dueño y sin restricciones.
Me burlé de él, pues después de que se sintiera como en casa lo bajé de un golpe y lo entregué a alguien más. Ahora tengo un destino en Canadá donde no puede estar. Sabíamos que para él era más fácil adaptarse con solo 6 meses a otra familia que cuando estuviera más grande.
Buscamos y buscamos quién quisiera tenerlo, quién quisiera darle el amor, las caricias y la compañía que ya había encontrado con nosotros, y pronto una familia con una hermosa niña y un bebé en camino decidieron asumir a Monchito.
Buscamos y buscamos quién quisiera tenerlo, quién quisiera darle el amor, las caricias y la compañía que ya había encontrado con nosotros, y pronto una familia con una hermosa niña y un bebé en camino decidieron asumir a Monchito.
Desde entonces no he podido olvidarlo, y decidí volverme tan gitana como él... camino sin final, camino por caminar, me veo viendo los colores de mi ciudad, a veces me siento perseguida, a veces siento que los quiero perseguir a todos...
Moncho buen viento, buen camino. Disfruta tu nueva familia, mientras tanto, yo te seguiré viendo en la cara de todos los perros que pasan por la calle.
P.D. Después de publicar esta nota, pregunté por mi Monchito, y me dijeron que hace un mes murió de una fuerte infección. Qué dolor... no se me sale del corazón. Espero que haya disfrutado su corta vida.
mami me hiciste poner nostalgica de nuevo
ResponderEliminaral leer lo de monchito
lloremos juntas pues y llevemoslo en el corazon
Linda mami!
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