Más vale tarde que nunca

Estos peluchitos fueron los regalitos de nuestros papás para que los recordáramos, y se vinieron de viaje con nosotros...

Después de un mes de haber llegado a tierras canadienses, me siento a contarles de a poco lo que ha sido esta gran experiencia para mi. Haré una serie de post, para desatrasarme, y espero seguir más juiciosa con la escritura luego.

Durante el viaje, entre risas nerviosas, lágrimas y alegrías, estuve escribiendo lo que iba pasando y lo que sentí... aquí va para ustedes...

Nos despedimos de nuestra familia, con ese sentimiento de "juepucha cuando nos volveremos a ver"... un poco asustador y abrumador, pero bueno, seguimos nuestro camino, tratando de ser fuertes y disfrutar el sueño que habíamos tenido durante tanto tiempo. Cuando llegamos a Bogotá, tuvimos que correr con los 142 kilos al hombro, porque el vuelo de Medellín se retrasó y llegamos justo a tiempo... llegamos al cáuter de Air Canada en una sola gotera de sudor... nunca había sentido tanto calor en Bogotá!!! pero bueno, logramos superar el asunto, y pasamos a la siguiente parte: Inmigración.

Nos demoramos mucho allí pero pudimos sonreír con los policías y los de inmigración, una cosa rara porque ellos siempre están serios, mirándole a uno la cara a ver que hizo... bueno nosotros le hicimos chiste y todo salió bien. Finalmente pasamos todos estos asuntos logísticos, desde que habíamos salido de Medellín no habíamos tenido un segundo para descansar.

Desde que nos montamos al avión vimos caras de personas de otras tierras y empezamos a sentir que estábamos fuera de nuestro país. Después de correr con tantos kilos a nuestro hombro y sentarnos en el avión apenas sí pudimos pensar en que íbamos a emprender una aventura que nunca olvidaríamos.

Todo el tiempo estuvo pensando en grabar todo para contarle a mi familia y amigos como es que deben hacer cuando vengan... El avión despego justamente a las 12: 05 a.m. después de media hora de dar vueltas en el aeropuerto. Aterrizamos en Toronto a las 5:25 a.m. de Colombia , un vuelo muy bueno y un aterrizaje mejor... Nos bajamos del avión y caminamos. Luego nos montamos en una banda que nos arrastraba a nuestro destino. Como dijo Nancy, la que era mi jefe, seguimos a la monja... Y nos fue muy bien. El señor que nos atendió en inmigración era un croata súper querido y sabía un poco de español. Nos hizo reír y nos contó algunas cosas sobre Canadá. Luego fuimos a recoger el equipaje y entramos a la conexión con Montreal... Ahí nos dimos cuenta que todo lo que habíamos soñado ahora lo estábamos pisando, tocando, sintiendo y viviendo...

Está fue una de las primeras imágenes que tuvimos al llegar... llegamos a 10ºC, delicioso!

Esta historia continuará...